lunes, 7 de mayo de 2012

La danza oscura


Se podría describir a El topo como lenta, oscura, seca y clásica; pero quizás el adjetivo que mejor le cuadra es de ser una película densa, pero en un buen sentido. Porque el topo tiene múltiples capas, personajes, escenarios y conflictos. Hay que ser físico nuclear o un verdadero espía para entender cada cosa que sucede. Es realmente una historia complejísima y se requeriría verla dos o tres veces para entender un poco más cómo se llega a descubrir quién es el infiltrado en la inteligencia británica que trabaja para los soviéticos. Pero en realidad no importa mucho entender que es lo que sucede, ya que se trata más de una cinta de climas, de sensaciones.
Confusión, oscuridad, amores prohibidos, muerte, todo se cruza en una atmósfera cargada de misterio, de una espesa nube gris  que rodea a estos personajes. Todo se vuelve una danza oscura, que nunca tiene fin, que es circular, y que muestra mas el estado de un mundo en el que se mata, se traiciona, pero a su vez se puede (pero no se debe y de ahí también el dolor) amar. En este sentido es clave el final, uno de los mejores de los últimos años, trágico, triste y bello a la vez.
Pocas veces sucede que una película crea un mundo tan compacto, rígido, apasionado y romántico (quizás otros ejemplos son las primeras dos de El Padrino y Bastardos sin Gloria). Bienvenida sea esta historia del espía que ama pero se ve imposibilitado de hacerlo porque su razón de ser en el mundo no lo permite. Y que aun así sonríe.




Por Smiley

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